Ya hace años que los espacios de coworking conviven con las oficinas tradicionales, por lo que en la actualidad es habitual observar estos (todavía) curiosos lugares cuando caminamos por las aceras de grandes ciudades (y no tan grandes), dado que una de la principales características de estos espacios de trabajo colaborativo es la transparencia, entendida esta desde dos ópticas: por un lado, suele ser posible observar el interior de los mismos desde la calle, ya que es habitual que se comuniquen con el exterior con materiales, como decíamos, transparentes; por otro lado, el interior de las oficinas de coworking se caracteriza por ser diáfano en grado sumo, predominando un minimalismo que permite que el aire y la mirada fluyan sin obstáculos.
El objetivo de este artículo es esclarecer cuáles son las claves para reformar uno de estos espacios de manera óptima, dada la creciente demanda de los mismos por parte tanto de empresas como de trabajadores autónomos. Para ello esbozaremos algunos consejos, a nuestro juicio los más útiles y eficaces para lograr el objetivo primordial que vehicula esta moderna práctica comunal: que la comunicación entre los compañeros que conviven en un mismo lugar a diario sea lo más fluida, productiva y placentera posible.
No a la división departamental
Un espacio de coworking no entiende de jerarquías (y aunque las haya, estas no deberían manifestarse explícita ni físicamente). Por ello, lo que se persigue es obtener cierta sensación de homogeneidad en el reparto del espacio y en la distribución del mobiliario. Asimismo, uno de los rasgos más visibles de todo espacio de coworking es la amplitud: en todo momento, los empleados deben sentir que pueden moverse con comodidad y respirar abiertamente con solo levantar la cabeza de su escritorio.
No obstante, y dado que la concentración es otro de los puntos fuertes de estos lugares colaborativos (no olvidemos que, en última instancia, aquí se viene a trabajar), a la hora de planificar la reforma debemos buscar el modo de hallar cierto equilibrio entre la citada distensión general y la necesaria privacidad de cada uno de los compañeros. Para lograrlo, podemos combinar, por ejemplo, la instalación de zonas distribuidas en cubículos abiertos con otras donde prime la transparencia absoluta.
Cómo separar los espacios: Adiós tabiques
De la idea desarrollada en el párrafo anterior surge el siguiente rasgo que caracteriza a todo espacio de coworking bien estructurado: la separación entre zonas debe realizarse, por paradójico que parezca a priori, de la manera más diáfana posible. Para conseguirlo nos valdremos del contraste entre materiales, colores y diseños/texturas, así como, en caso de ser preciso, muebles prácticos y funcionales de poca altura (levantar la vista y que se pueda recorrer con la mirada toda la estancia que estamos reformando debe ser uno de nuestros objetivos primordiales). Asimismo y como apuntábamos en el título de este epígrafe, los tabiques no tienen cabida en el plan de reforma de un espacio de coworking.
Atención a la luz
Está científicamente demostrado que la concentración y la productividad aumentan en aquellos lugares de trabajo donde la incidencia y la colocación de la luz han sido estudiadas con minuciosidad, y más aún si dicha luz es natural. Por ello, uno de los ejes principales (si no el más importante) en torno a los cuales desarrollemos el plan de nuestra reforma de la oficina de coworking debe ser la situación de la misma respecto a los focos de entrada de luz exterior. Dado que en muchas ocasiones no es posible aprovechar la iluminación natural (como en el caso de los sótanos), pondremos especial atención en que los focos de luz artificial estén dispuestos de manera óptima y sean abundantes.
Zonas comunes y de relax
Aunque todo espacio de coworking es, en realidad, una zona común, no podemos olvidar que habrá momentos en los que los trabajadores necesiten relacionarse de una manera más distendida, alejados de sus ordenadores. Es por ello que a la hora de planificar la reforma no pueden faltar varias de estas zonas destinadas a esos ratos de ocio y relax. En definitiva, estos lugares serían el equivalente de lo que en las antiguas oficinas es la cocina o el comedor, aunque en los espacios de coworking dichos enclaves, además de ocupar una ubicación distinta, adquieren una mayor preponderancia.